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De los males de nuestro tiempo: desinfodemia y desborde autoritario


Escrito por Adrian Ramiro Paredes Loza
El Covid-19 se expandió por el mundo llegó a Bolivia y hoy genera muchas complicaciones en nuestro medio, esa es una realidad innegable, pero ¿estamos conscientes de que este virus no llegó solo?

“La culpa es de la señora que vino a morir a su tierra”, “esta enfermedad solo se contagia a ciertas personas, nosotros somos inmunes”, “tal o cual país tiene la cura”, estos son los síntomas de otra enfermedad que llegó con el coronavirus, de esta otra pandemia casi no se tienen trabajos, es más, en Bolivia no pude encontrar ninguna referencia, esta enfermedad se llama DESINFODEMIA, se difunde mucho más rápido que el Covid-19 y a diferencia de este la internación no funciona y mucho menos existe un tratamiento médico.
La desinfodemia es una nueva enfermedad a la que ninguna otra generación se enfrentó es tan preocupante que tanto la OMS como la UNESCO hoy trabajan para combatirla ¿pero qué es? Guadalupe Nogués una de las pocas autoras sobre este tema la define como “propagación de una enfermedad facilitada por desinformación viral” es decir que la difusión de contenidos de forma masiva en internet sin una fuente que la respalde ayuda a que las personas se expongan a una enfermedad facilitando su contagio. Debemos tener en cuenta que la difusión de información ya no es como hace 50 años ni siquiera como era hace 20 años, el internet y las redes sociales nos convierten a todos en receptores y también transmisores de información así compartiendo un meme, un «estudio» o cualquier otro contenido estamos siendo parte en todo esto.
Trae consigo riesgos muy serios, no toda información es cierta y por ello la desinfodemia tiene un gran campo para esparcirse, no se trata solo de fake news, también estamos expuestos a manipulación de información y distorsión ideológica todo esto genera una tempestad perfecta. Ambas – Covid-19 y la desinfodemia – se potencian recíprocamente, así mientras más contenido falso o manipulado existe, la gente se expone más al coronavirus y los contagios se multiplican, pero la desinfodemia no solo es compatible con el coronavirus, recién vamos comprendiendo como la información (y la desinformación) intervienen en la propagación de enfermedades, así lo señalaba Heidi Larson en 2018 “Predigo que la próxima epidemia −sea de una cepa de gripe de alta mortalidad u otra cosa− no se deberá a la falta de medidas preventivas. En vez de eso, el contagio emocional, facilitado por la digitalidad, puede erosionar la confianza en las vacunas y volverlas discutibles. En las redes sociales, el diluvio de información contradictoria, desinformación e información manipulada debería ser reconocido como una amenaza global a la salud pública”*, esta «predicción» de Larson se cumple casi a cabalidad pero no por efecto del azar sino por efecto de la gran cantidad de datos que circulan constantemente por las redes y que es muy difícil clasificar.
Ahora bien, hasta acá desarrollamos la idea de desinfodemia ligada con la pandemia de coronavirus pero esto no significa de ninguna manera que la desinformación se genere en lo relacionado exclusivamente al Covid-19, retornemos a octubre-noviembre de 2019, cuanta cantidad de información falsa, manipulada y tergiversada ideológicamente existía, veamos las campañas para las elecciones generales a desarrollarse, estamos rodeados de información pero más aún de desinformación, como un estudio de 2018 lo demuestra**, las noticias falsas se difunden con mayor velocidad que las verdaderas, esto debe llamarnos profundamente la atención, ahora viene la pregunta central ¿qué hacer?
Como bien lo remarcó el Jefe de la Sección de Libertad de Expresión de la UNESCO, Guilherme Canela, en el webinar la libertad de prensa y el acceso a la información pública en tiempos de Covid-19 realizado el 7 de mayo, “lo primero para superar esta crisis es la transparencia, difundir la mayor cantidad de información posible (…) no hay salida de esta crisis sin periodismo libre, independiente y plural” hay que remarcar la importancia del periodismo para hacer frente a la desinfodemia, como bien lo subraya el documento de UNESCO Periodismo, libertad de prensa y Covid-19 “El periodismo es clave para proporcionar información fidedigna en medio de esta amplia «infodemia», para combatir los mitos y rumores. Sin la acción del periodismo, el contenido falso puede expandirse de manera desenfrenada.” Los organismos internacionales ponen un énfasis especial en la labor del periodismo para enfrentar y para superar la desinfodemia, en todo este contexto la acción de los países y de sus gobiernos es importante, “la pandemia del coronavirus provocó que los estados vuelvan a potenciarse” así lo expresó el Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Ricardo Pérez Manrique, en el webinar ya mencionado, los estados tienen un rol importante no solo en el tratamiento de la pandemia del coronavirus sino también en el manejo de la información, pero ¿los estados deberían ser los encargados del control de la información?
Debido a la pandemia del coronavirus muchos países pusieron en vigencia medidas restrictivas una de las más usuales es la declaración de Estado de Emergencia sanitaria acompañada de cuarentena rígida o total, esta fue la justificación para que los gobiernos restringieran o limitaran ciertos derechos uno de ellos el derecho de circulación o locomoción, así también las labores educativas fueron suspendidas y todas las  funciones consideradas no esenciales se detuvieron en pro del derecho  a la vida y el derecho a la salud, muchos de estos gobiernos (más de 80 específicamente) no notificaron a  Naciones Unidas sobre la adopción de estas medidas como lo exige el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, lo que más preocupa es que la adopción de estas medidas, al no estar limitadas y en muchos casos no adecuarse al estándar internacional, pueden traer consigo la vulneración a otros derechos generando una crisis de derechos humanos no solo mientras dure la emergencia sino ser un justificativo para que estas mediadas vulneradoras se mantengan en el tiempo sin importar la superación de la pandemia, generando un verdadero desborde autoritario, esto quiere decir que los ejecutivos de los países aprovechen la situación de la pandemia para otorgarse facultades que de otra manera no habrían podido obtener. Uno de los riesgos es que los gobiernos utilicen la excusa de luchar contra la desinfodemia (desinformación) para censurar y criminalizar la información que ellos consideren «inadecuada», esto es que los gobiernos callen la boca de quienes los critican alegando desinformación y confusión para la población.
*Este gráfico es parte de la campaña de UNESCOpor el Día Mundial de la Libertad de Prensa 2020
En el caso particular de Bolivia para «hacer frente» a la pandemia se emitió el D.S.4199, que declara cuarentena total en todo el territorio nacional, además abordan el tema de la desinformación en el art. 7 parág.II se establece que quienes incumplan, desinformen o  generen incertidumbre serán denunciados por la comisión de delitos contra la salud pública, también tenemos el D.S. 4200 para reforzar y fortalecer las medidas en contra del  contagio y propagación del Covid-19, de esta manera en el art.13. II determina que quienes inciten al incumplimiento, desinformen o generen incertidumbre serán denunciados por delitos contra la salud pública. Como mencionamos supra, la «protección de la población» puede utilizarse para que los gobiernos censuren, así estas medidas mencionadas fueron modificadas el 7 de mayo mediante el D.S. 4231 esta norma de un solo artículo en favor de los pacientes con cáncer añade en su disposición adicional única “Las personas que inciten el incumplimiento del presente Decreto Supremo o difundan información de cualquier índole, sea en forma escrita, impresa, artística y/o por cualquier otro procedimiento que pongan en riesgo o afecten a la salud pública, generando incertidumbre en la población, serán pasibles a denuncias por la comisión de delitos tipificados en el Código Penal.” Esta disposición «extraña» ya no menciona la desinformación sino que se refiere a las personas que difundan información de cualquier índole en forma escrita, artística y/o cualquier otro, el problema es  ¿quiénes definirán que información pone en riesgo a la salud pública? No digo que sea una medida abusiva, esa será conclusión del lector, pero lo que debemos llamar es a la reflexión ¿quiénes vigilan a los vigilantes? Es la pregunta más adecuada.
Ante este escenario como miembros de la sociedad debemos poner en marcha soluciones, la mejor lucha contra la desinformación viene desde abajo y no desde arriba (ya vimos que esto puede prestarse a vulneraciones) la RESPONSABILDAD es la clave debemos aprender a diferenciar la verdadera información y luchar contra la desinformación falsa, manipulada, tergiversada ideológicamente o con alto contenido emocional destinada a impactar, para esto en nuestro diario contacto con la información debemos realizarnos las siguientes preguntas: ¿esta información se sustenta en fuentes confiables? ¿Se puede acceder a las fuentes mencionadas? Además no debemos olvidar: i) leer la información completa; ii) revisar si esta fue replicada en otros medios; iii) verificar la fecha y el contexto.
Todos seamos responsables y aprendamos a verificar la información solo así se lucha contra la desinformación además debemos cuidar el derecho a la libertad de expresión ante intentos de censura.

* Sobre el artículo de Heidi Larson en la revista Nature visita: https://www.nature.com/articles/d41586-018-07034-4
** Si quieres leer el estudio sobre la velocidad de difusión de noticias falsas en relación con las verdaderas, publicado en la Revista Science ingresa en: https://science.sciencemag.org/content/359/6380/1146
Más trabajos de Guadalupe Nogués sobre la desinformación disponible en: https://elgatoylacaja.com.ar/pco_blog/impermeables/
Bibliografía
Nogués Guadalupe. “Coronavirus la otra pandemia”. El gato y la caja (2019) disponible en: https://elgatoylacaja.com.ar/pco_blog/coronavirus-la-otra-epidemia/
UNESCO, “Periodismo, libertad de prensa y COVID-19”. (2020) disponible en: https://en.unesco.org/sites/default/files/unesco_covid_brief_es.pdf
Bolivia. Decreto Supremo N° 4199, de 21 de marzo de 2020 disponible: https://cedib.org/post_type_leyes/decreto-supremo-n-4199/
Bolivia. Decreto Supremo N° 4200 de 25 de marzo de 2020 disponible en:  https://boliviaemprende.com/wp-content/uploads/2020/03/D.S.-4200-1.pdf-1.pdf
Bolivia. Decreto Supremo N° 4231 de 7 de mayo de 2020 disponible en: https://boliviasegura.gob.bo/archivos/4231.doc.pdf

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