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EL DISFRAZ


Escrito por Valeria Prudencio Lara
La “red” de relaciones humanas (“red”: el juego interminable de conectarse y desconectarse) es hoy la sede de la ambivalencia más angustiosa, lo que enfrenta a los artistas de la vida a una maraña de dilemas que causan más confusión que pistas ofrecen…
BAUMAN

Entre muchos otros, dos imperativos contradictorios que hemos interiorizado nos consumen, el de ser original, ser autentico, ser único y el de la mismidad del círculo social que nos rodea, conservar solo a aquellos que piensen como tú. Es así que nos encontramos constantemente en una pelea por demostrar cuan diferentes somos en comparación a los demás y al mismo tiempo cortamos lazos con cualquiera que discrepe o pueda colocarnos en alguna situación incómoda. Entonces es lógico sentirse abrumado y solo, pues nunca eres lo suficientemente distinto como para diferenciarte de la masa humana pero tampoco eres tan igual a los demás como para sentir que perteneces. Que hermosa y complicada criatura somos, que en el afán de encontrar grandeza nos disminuimos, y al empequeñecernos nos sentimos tan grandes.
El mayor problema que encuentro con la autenticidad, que está profundamente ligada con la identidad, es que es un producto que se vende en lata, ya está hecho y tú lo adquieres, ya sea porque te gusta el color, el contenido o porque te brinda la comodidad suficiente como para no pensarte. El cómo se entiende ser una persona autentica u original a nivel social depende esencialmente de lo que consumes, de cómo te vistes y de cómo te ves, es decir, tenemos un amplio mercado para escoger el disfraz que nos queremos poner hoy y con el que nos vamos a identificar, ¡ah! y algunos disfraces vienen con voz, le pueden llamar ideología (entendiendo a esta como un paquete de ideas establecidas e incuestionables).  Al ser un producto que se consume y fabricado por alguien más, jamás llegas a experimentar la construcción de tu propia identidad pues en ese intento de no parecerte a nadie terminas comprando un disfraz que, aunque pueda tener un stock limitado sigue produciéndose en masa.
Lo más contradictorio es que para darle sentido de pertenencia a tu persona con la sociedad buscaras una fiesta de disfraces con la misma temática excluyendo a cualquier otro que pueda cuestionar la voz o la apariencia de dicha vestimenta. Como dice Han Byung Chul, “El terror de lo igual alcanza hoy todos los ámbitos vitales. Viajamos por todas partes sin tener ninguna experiencia. Uno se entera de todo sin adquirir ningún conocimiento. Se ansían vivencias y estímulos con los que, sin embargo, uno se queda siempre igual a sí mismo. Uno acumula amigos y seguidores sin experimentar jamás el encuentro con alguien distinto. Los medios sociales representan un grado nulo de lo social. La interconexión digital total y la comunicación total no facilitan el encuentro con otros. Más bien sirven para encontrar personas iguales y que piensan igual, haciéndonos pasar de largo ante los desconocidos y quienes son distintos, y se encargan de que nuestro horizonte de experiencias, se vuelva cada vez más estrecho. Nos enredan en un inacabable bucle del yo y, en último término, nos llevan a una «auto propaganda que nos adoctrina con nuestras propias nociones».” Es así como las conversaciones reales van desapareciendo, el conocimiento del otro disminuyendo, la sensación de aburrimiento crece y el sentimiento de estar solo se apodera de nosotros…
Lo cierto es que nunca somos solo estamos siendo y en algún momento dejaremos de ser, así que démonos la oportunidad de ir por la vida sin disfraz, haciéndonos las heridas en la piel necesarias y tatuándonos a propio pulso lo que queramos.
 BIBLIOGRAFIA
Byung Chun Hal, “La expulsión de lo distinto”, Herder Editorial, 2017.



Comentarios

  1. Interesante punto de vista, nos encontramos en una pseudo realidad de la cual pocas personas se animan a cuestionar; invito a la autora pueda indagar sobre "La Falsabilidad" de Karl Popper.

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