Escrito por Valeria Prudencio Lara
Todos en algún momento hemos pensado como Lisa, y puede que tengamos razón. Esta es la percepción, de otra niña inconforme…
Cuando se escudriña sobre
cualquier problema, cuando se analiza la realidad, cuando intentamos descubrir
la cura para todos los males de la humanidad, en todos los estratos sociales
existentes, ya sea en las “más altas esferas de la sociedad” como en “las más
bajas” se llega a la misma mesiánica conclusión: La respuesta está en la
educación. Todos estamos de acuerdo con eso, sin embargo, el hecho de que
exista consenso no implica acción y por lo tanto tampoco cambio.
¿Pero que entendemos por
educación, y de verdad la consideramos importante? Lo cierto es que suponer que
la existencia de un sistema educativo por si sola va a satisfacer las
necesidades y las aspiraciones de la población es una creencia ingenua.
Entonces, surgen demasiadas preguntas con respecto a la finalidad del educar,
muchos podrían sostener que es una manera de perpetuar las relaciones
económicas existentes, adiestrando al estudiante para ser un futuro empleado,
otros podrían atribuir que la educación existe para ser mejores personas, algunos
dirían que es la forma de cohesionar y mantener las reglas de convivencia de la
sociedad. Todas estas aseveraciones
intentan justificar o explicar la existencia de un sistema educativo formal
olvidándose que la educación va mucho más allá de una institución, de una
infraestructura y de algunos instrumentos.
Uno nunca deja de aprender y
enseñar. Estamos en un constante intercambio de experiencias, conocimientos y
sentimientos. No obstante, es verdad que pasamos por un proceso educativo
formal que va condicionando nuestras creencias, comportamientos, maneras de
pensar e inclusive nuestras maneras de sentir.
Cuando éramos pequeños nos preguntaban ¿Cuándo seas grande, que quieres
ser? Con el transcurso del tiempo esa pregunta se ha transformado a ¿Qué
quieres estudiar? Esta transformación devela aspectos profundos, donde se deja
el “ser” por el conocimiento (¿y qué tipo de conocimiento?), donde se limita la
existencia del ser humano por su saber (y en otros casos, por su hacer). Existe
una fuerte inconformidad con la educación
que recibimos y está totalmente justificada, pues hemos sido fieles
testigos y participes de un sistema represivo, que poco aporta a mejorar
nuestra calidad de vida, entendiendo esta como vivir dignamente, y no a
la capacidad adquisitiva solamente. Y es que en este razonamiento volvemos a
caer en lo mismo, estamos pensando en la educación como algo que se recibe
exclusivamente, atribuyéndole la responsabilidad total a un enemigo invisible,
el SISTEMA, algo que no podemos atacar, ni destruir de la noche a la mañana
porque somos parte, pero si podemos transformar, porque somos parte. No se me
mal entienda, no estoy diciendo que es incorrecto criticar o estar inconforme,
solo que si es lo único que vamos a hacer que no nos extrañe que las cosas
sigan igual.
TODOS TENEMOS
RESPONSABILIDAD SOBRE NUESTRA EDUCACIÓN, PERO ASUMIRLA es vital, tanto para la
realización de uno mismo como para la construcción de la sociedad.
Para vivir en sociedad
necesitamos ser personas educadas, y es que todos estamos interconectados
inevitablemente y somos interdependientes, así como el polvo del desierto del
Sahara viaja miles de kilómetros para fertilizar los suelos de la amazonia y
aporta de nutrientes al mar, nuestras acciones tienen efectos insospechados y
pareciera ser una sátira del universo demostrar que lo que pasa en China puede
afectar a Bolivia –nunca antes más literal que ahora.
Y si nos ponemos a pensar en
esta interdependencia nos daríamos cuenta que nuestra vida suele estar sujeta
al otro, pues cuando vas al Doctor por un tema de salud mucho depende su
accionar para ver cómo se desencadena tu problema, cuando vas a un abogado
puede que se esté jugando tu libertad o tu seguridad, cuando vas a un psicólogo
parte de tu bienestar emocional, pero no solo pasa esto con las profesiones
sino también con otras ocupaciones, cuando subes a un taxi, o viajas en flota, tu
vida puede depender del estado del conductor, cuando vas a comer a un
restaurant, con respecto a la higiene, o en tiempos como en los que estamos,
atravesando una crisis sanitaria, donde dependemos de que el otro se cuide y de
donde otros dependen de nosotros para poder comer, puede sonar un poco
exagerado y quizás lo es, pero también es una parte de la realidad. No estoy
diciendo que estemos totalmente sujetos al otro y, ni que el otro esté
totalmente sujeto a nosotros, pero si interdependemos y hay esferas en las que
se tiene un poder de acción mayor que en las otras y en la que más puedes
influir es en la de tu educación, y así disminuir tu sujeción al otro (ya que
eres menos influenciable y manipulable), pero al mismo tiempo aportarle.
Si vamos a continuar en una
lógica de victimización con respecto a todo lo que nos rodea, y no vamos a
asumir el poder y la responsabilidad de nosotros mismos, podemos llorar lo que
queramos y hasta donde nos cansemos.
LA EDUCACIÓN ES
NUESTRA RESPONSABILIDAD.
Inexorablemente insólito, felicidades a la autora :3
ResponderBorrar🔥🔥🔥🔥
ResponderBorrarMuy buen artículo , felicidades Vale :3
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