Escrito
por Cinthia Poma Mamani
Mientras tomaba un jugo de
naranja en el puesto de mi case, para reforzar mis defensas contra el famoso
covid19, como me recomienda mi mamá; seguía pensando: ya llegó el día de la madre ¿qué le puedo regalar?, entonces Juan
se me acerco y me preguntó ¿Qué le darás
a tu madre, hoy?, en son de burla le respondí: Yo soy su mejor regalo en la vida, siempre me lo dice. Pero mi case
María nos dijo: Vos pues serás su mejor
regalo, pero NO TU NACIMIENTO, cuando mi hijito nació casi me muero…, además
que esos médicos no me decían nada,
solo me retaban por no estar preparada y yo estaba en medio del gran dolor de
parto, el miedo de no entender, ¿qué estaba pasando, todo estará bien? y lo peor fue, que había un montón de gente que
no conocía que estaba presente mientras mis piernas estaban más abiertas, que
la feria 16 de julio en plena cuarentena, pero gracias a Dios todo terminó y mi
bebé nació, pero no como esperaba porque me hicieron cesárea que aún sigo
sufriendo.
Juan y yo terminamos el
jugo, le pagamos por el consumo y mientras ambos caminábamos al mercado por los
mandados que nos encargaron nuestras madres, le pregunte: y tu madre y tú qué?, él me dijo con un noto de desinterés: yo no sé nada, nunca me contó como nací.
Pero al tener listas y casas diferentes, nos separamos. Durante las compras y
camino a casa, seguía pensando y recordando las palabras de mi case: pero NO, TU NACIMIENTO!!!! ¿Por qué? y
la pregunta más profunda ¿qué es mi madre
y qué soy yo?
Para los gobernantes de
turno somos un voto más en urnas, para los médicos representamos dinero si
pagas tu consulta, o sino, horas de práctica si vas a un centro gratuito o las
famosas “cajas”, para la economía somos un número más que es parte de las
estadísticas, para la seguridad social somos un motivo de lucha olvidado, para
las universidades somos un objeto de estudio desde el área en que se
encuentran, y así MI MADRE Y YO SOMOS OBJETOS, usados, desechados y
depredados.
Pero bien, después de todo,
sé que tú y yo tuvimos suerte al momento de nacer, o eso es lo que pensaba por
el simple hecho de estar vivos y que nuestras madres también lo estén. Aunque
ahora que me pongo a recordar, la historia de mi nacimiento y probablemente el
tuyo, ambos sufrimos VIOLENCIA OBSTÉTRICA.
Al igual que mi case, nuestras madres tenían miedo porque cada parto es
diferente; su cuerpo era invadido de un dolor cada vez más penetrante, las
personas que la rodeaban se olvidaban de su intimidad y sus sentimientos,
probablemente aburridos o cansados por un día lleno de trabajo, o simplemente
querían que nazcamos de una buena vez..!! sin dramas, ni gritos, ni llantos.
Hoy en día, un PARTO
HUMANIZADO es demasiado pedir en Bolivia, al igual que en muchos otros países.
Maltratan física y psicológicamente a nuestras madres, las tratan como objetos,
las cortan, las inyectan, muchas mueren o peor deben vivir el resto de sus
vidas con problemas de salud a causa del parto. Y ni que hablar de nosotros,
somos seres tan indefensos que lo único que podemos hacer, es pegar el grito de
dolor más grande e inmenso, hasta ahogarnos en los líquidos del nacimiento ¿qué
acaso esos inmaculados y estudiosos médicos, no recuerdan que recibimos aire
por el cordón umbilical y no necesitamos llorar para respirar? y ya poco a
poquito ese cordón muere y nosotros solitos vamos respirando. Pero por sus
GRANDES PRISAS, el bello acto de nacer, se convierte en la peor película de
terror que se puede vivir.
A todo ello las leyes que
nos protegen (tu madre y a ti) quedan en el papel, porque no puedo decir que no
tenemos leyes que no nos protejan. Para muestra basta ir a la constitución
política del Estado que establece incluir la medicina tradicional[1]
y de comunidades I.O.C.; Pero esto no, desde un punto de vista como moda
indígena o símbolo de discriminación de cualquier tipo, sino que, para
garantizar que los conocimientos que se
tenían en medicina pediátrica sean valorados, respetados y promocionados[2]
porque el parto aimara o parto indígena,
a pesar de “todos los peligros” (sarcasmo) que tiene, le da a la madre y al
bebé, un parto humanizado, no te cortan como si fueses ganado, no te provocan y
fuerzan a que tengas que dar a luz, se respeta el cuerpo, la intimidad, los
sentimientos y tiempos de la madre, por ende, también al bebé porque sabemos
que ellos sienten dentro del vientre materno. Y puse entre comillas “todos los
peligros del parto”, porque en realidad el cuerpo de una mujer está diseñado
para poder soportar un parto natural, sin embargo, por la comodidad de los
médicos y lo mucho que los hemos idealizado, nuestras madres se tumban de
espaldas y abren sus piernas a cualquiera que quiera mirar. No digo que todos
los partos sean en casa y que las madres deben parir solas porque están
diseñadas para eso, claro que ¡no!, ESO SERÍA UNA LOCURA TOTAL..!! pero existe
la experiencia de tantas parteras, comadronas, doulas, entre otros nombres que
les dan, a mujeres que pueden asistir y ayudar a que tengan un parto seguro, en
la comodidad y seguridad de tu hogar, y ¡sí!, digo la seguridad de tu hogar
porque tu cuerpo conoce las bacterias que hay en casa, en cambio en un
hospital, todas esas bacterias son nuevas.
Creo que la seguridad social
se ha olvidado de lo más bello, que es nacer. ¿Por qué no ofrecer una
ambulancia con los equipos básicos y necesarios, en la puerta de tu casa, si es
que realmente se llegara a necesitar? Mientras tanto, nuestras madres podrían
estar siendo ayudadas por parteras con la certificación correspondiente que
podría dar el estado, para asegurarse de que todas tengan la experiencia mínima
para asistir en partos normales.
En Europa las madres tienden
más a buscar un parto en casa, porque pueden tener a su pareja cerca, dándoles
amor, porque sienten que la atención que reciben es lo que realmente quieren y
necesitan, ya que pueden hablar y ser escuchadas, cosas que no ocurren en los
hospitales, incluso en Holanda está prohibido parir en hospitales a menos que
tengas el justificativo médico, de que tu embarazo es de alto riesgo. Y sus
tasas de mortalidad infantil o materna son mucho menores que en países como
España que tienen un parto medicalizado.
A todos estos pensamientos,
he caído en cuenta que el mejor regalo del día de la madre sería, darle amor
puro, sincero e incondicional hoy, mañana y siempre a mi madre. Porque ella no
solo me dio la vida, sino que me está dando su vida y su humanidad día a día.
Pero… tú, ya sabes la respuesta a la
pregunta? Y TU MADRE Y TÚ QUE???
Para cambiar al mundo hay que cambiar el modo
en que nacemos.
Si bien es cierto que en nuestro país la mujeres y bebés no nacidos y recién nacidos viven esa violencia obstétrica, no sucede en todos los casos, muchas de la veces, la razón por la cual muchas mujeres no desean tener un segundo hijo es por este trauma generado por la mala Praxis de médicos negligentes y su personal de apoyo quienes deberían poder sacar del estado emocional de miedo y supervivencia en la cual entra la madre más no lo hacen razón por la cual muchas mujeres no despiertan su instinto maternal, incluso mujeres jóvenes toman la decisión de no ser madres precisamente por estás situaciones, sin embargo todo esto es solo un pequeño pedazo de todo el sacrificio que hacen nuestras madres por nosotros desde nuestra concepción inclusive hasta estos días y mientras ellas puedan, nuestra gratitud debe ser eterna, gracias Cinthia por estás palabras que hacen reflexionar sobre algo que la mayoría de nosotros no tomamos en cuenta y que por el contrario debe estar siempre presente.
ResponderBorrarSi bien es cierto que en nuestro país la mujeres y bebés no nacidos y recién nacidos viven esa violencia obstétrica, no sucede en todos los casos, muchas de la veces, la razón por la cual muchas mujeres no desean tener un segundo hijo es por este trauma generado por la mala Praxis de médicos negligentes y su personal de apoyo quienes deberían poder sacar del estado emocional de miedo y supervivencia en la cual entra la madre más no lo hacen razón por la cual muchas mujeres no despiertan su instinto maternal, incluso mujeres jóvenes toman la decisión de no ser madres precisamente por estás situaciones, sin embargo todo esto es solo un pequeño pedazo de todo el sacrificio que hacen nuestras madres por nosotros desde nuestra concepción inclusive hasta estos días y mientras ellas puedan, nuestra gratitud debe ser eterna, gracias Cinthia por estás palabras que hacen reflexionar sobre algo que la mayoría de nosotros no tomamos en cuenta y que por el contrario debe estar siempre presente.
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